lunes, 3 de enero de 2011

Buscando América

"Para la Copa América no somos favoritos, pero tenemos la obligación de ser protagonistas", asegura el capitán celeste Diego Lugano. El futbolista dialogó con Montevideo Portal horas antes de regresar a Turquía.

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Diego Lugano aprovechó su última jornada de descanso en Uruguay para visitar la última antigua casona de la ribera de Pocitos, ubicada frente a Kibón. Allí se construirá Imperiale Rambla, un proyecto inmobiliario de seis estrellas, entre cuyos inversionistas figura el futbolista. Tras recorrer las instalaciones y el show room, Lugano dialogó con Montevideo Portal acerca de su carrera en Turquía y el futuro de la selección uruguaya.

 

Estambul no es Constantinopla
Durante décadas el fútbol turco tuvo una persistente y a menudo merecida fama de rudeza, tanto dentro como fuera de la cancha. No en vano el campo de juego del equipo de Galatasaray -tradicional adversario del Fenerbahce que defiende Lugano- es conocido como "La Caldera del Diablo". Sin embargo, las circunstancias han cambiado últimamente, según da fe el capitán celeste, que hace ya casi un lustro que milita en la liga turca.
"Es complicado pero es cuestión de adaptación", asegura Lugano acerca de la presunta rispidez turquesca. Según refiere, en la actualidad "está todo muy controlado por la federación, hay mucha seguridad en los estadios, mucha policía, ya no es como se dice que era antes". Esa seguridad es "tanto para los jugadores como para el público. En realidad hay tan buen organización, especialmente en los clásicos, que no pasa nada. De repente hay menos problemas que en Uruguay", señala, sin dejar de reconocer las intensas pasiones que el fútbol genera en el país. "Indudablemente, existe sí un fanatismo muy grande y una cultura de pasión",
El Fenerbahce es uno de los dos equipos grandes de Turquía, y cuenta con una parcialidad que -como las de aquí- tiene sus momentos de locura. Un claro ejemplo de ello es lo ocurrido en mayo pasado, cuando el club definía la liga como local ante el Trabzonspor. El empate alcanzado era suficiente para conquistar el título, ya que en otro estadio, sus escoltas del Bursapor también igualaban. Pero la información difundida por la megafonía del recinto estaba equivocada: el Bursapor había ganado y era el campeón. Cuando se supo la verdad, la "barra brava" del Fenerbahce destrozó su propio estadio e incendió amplios sectores de las graderías. Afortunadamente, el buen desempeño del defensa uruguayo lo pone a cubierto de rechazo de la afición de su equipo, que lo tiene en alta estima.
"En lo personal me ha ido muy bien, hace cuatro años que estoy jugando ahí y me respetan", reconoce "la Tota", quien dice ser "muy querido" por la parcialidad de club. "Lo lindo es que también los rivales me respetan y hablan bien de mí, capaz que por aquello de `te odiamos pero te respetamos`, pero es una buena señal", dice.

 

Cuando juega la celeste
En lo previo al Mundial de Sudáfrica, los ojos del mundo no se posaban con mayor detenimiento sobre Uruguay, hasta que los resultados obtenidos por el elenco de Tabárez concitaron la atención de todos. En el futuro cercano, el combinado celeste no será en absoluto un "tapado", sino un equipo de buena reputación, cuyos eventuales logros no sorprenderán a nadie.
Esta circunstancia dista de ser una carga para Lugano, quien opina que más bien "eso debe servir como aliciente, un empuje que debemos tener. Esperemos que este Mundial de 2010 justamente nos sirva para eso: para volver a obtener el respeto que Uruguay debe tener siempre a nivel internacional, y aquí en la región tener la seguridad de que somos una selección importante, pesada".
Pero ese respeto no se mantiene sin esfuerzo, sino que "se sigue conquistando con el trabajo día a día y haciendo las cosas cien por ciento bien", sostiene el deportista, en cuya opinión "no estamos en condiciones de dar ninguna ventaja, porque si no estamos al máximo nivel que podamos en todos los aspectos, no le ganamos a nadie".
Tal fue lo que "nos pasó en Chile, que no fue un partido quizá tan bien organizado, y perdimos. Perdimos bien", admite. Por ello, la imperiosa necesidad de trabajo y entrega siempre está presente en el rubio capitán. "Lo tenemos que tener muy claro: si hacemos las cosas perfectamente en todos los sentidos, somos un equipo muy competitivo y jodido para cualquiera, pero a la mínima ventaja que demos salimos de ese escalón. No tenemos esa suerte que tienen equipos como Argentina, que pueden dar alguna ventaja y no pasa nada".

 

Buscando América
En la pasada eliminatoria, Uruguay ocupó la quinta plaza sudamericana, viéndose obligado a pelear la clasificación mundialista ante Costa Rica, cuarto en la Concacaf. El hecho de que en Sudáfrica la celeste culminara en mejor posición que cualquier equipo americano, podría invitar a un abuso estadístico: la eliminatoria es más difícil que el Mundial. Lugano desmiente esa posibilidad, pero señala que cada torneo tiene sus dificultades particulares
"Es duro, es diferente", reflexiona el player acerca del extenso proceso eliminatorio en Sudamérica. "Psicológicamente es una carga mucho más pesada que el Mundial", reconoce, y al punto recuerda algunas de las contrariedades que la eliminatoria depara a todos los equipos. "Llegar a otro país, tener obviamente el clima en contra, y venir luego a casa quizá con un resultado desfavorable y encontrarte con el pesimismo de la gente, del que te tenés que hacer cargo... es bravo", confiesa. Por ello, "psicológicamente una eliminatoria te curte de una manera increíble y sin duda en ese aspecto es mucho más difícil de un mundial, donde todo es glamour", indica. Más allá de ese puntual desgaste psicológico, "Evidentemente, en lo deportivo y lo futbolístico, un mundial es mucho más competitivo".
Interrogado acerca del rol que Uruguay debe jugar en el próximo torneo continental, Lugano no vacila: "Cuando vas con Uruguay a la Copa América tenés la responsabilidad y la obligación de ser protagonista. Y ahora que venimos con un buen proceso mundialista, tenemos que ir con toda la fuerza y toda la decisión", sostiene. Eso, sin embargo "no nos hace favoritos, porque Brasil y Argentina son mejores que nosotros, eso es una realidad", concede, sin que ello implique ceder un ápice en las aspiraciones celestes. "Trabajando bien, y con la ventaja que tenemos de contar con un grupo armado, podemos pelearles de igual a igual y ganar", concluye.

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